Concepto existencia
Es éste, el concepto existencia, una construcción intelectual ya presente en mi primera novela y queda allí dibujado en sus grandes trazos. Lo recojo para resituarlo brevemente en estas líneas y lo desarrollaré a lo largo de mi obra en la que pueda ser mi gran contribución a la historia del hombre, quién sabe. No recuerdo bien cómo describía entonces el concepto, ni siquiera si lo haré reconocible ahora que lo vuelvo a exponer. Lo que sí sé es que la idea me ha rondado siempre y un buen día decidí ponerla negro sobre blanco con la intención de darle un desarrollo conveniente a lo largo de mi quehacer literario, lo mismo que la reitero y recuerdo ahora en otro pequeño avance que volveré a retomar.
En definitiva y a grosso modo explico el concepto existencia como aquel referido a esta última, la existencia, definida en si misma como sustancia sin accidente. La manera en depurarla, la existencia, despojándola de cualquier elemento extraño a la misma, extrayendo la esencia de un concepto esencial ya de por sí.
Me explico, si se quiere, de una manera más cercana. Contemplamos y analizamos la existencia desde un prisma inequivocamente humano, la vida humana, un lapso de tiempo finito y subjetivamente consciente como caracteres fundamentales pero con otros signos que también la identifican. Escogiendo los comunes a toda la estirpe humana aunque comparta algunos con los seres vivos del planeta tierra: La perpetuación de la especie mediante la interacción de dos sexos física y organicamente distintos entre sí, el ciclo evolutivo-vital desde el alumbramiento celular hasta la cima biólogica que precede a una degeneración también biológica y física culminando con el fin de la existencia consciente que conocemos, los sentimientos que profesan los seres humanos entre sí y con su entorno que condicionan fundamentalmente su desarrollo evolutivo. Seguramente habrá otros signos comunes pero no los considero yo tan esenciales. Pues bien, las preguntas que siempre me he hecho son: ¿Cómo sería la existencia humana sin la acción de estos signos que acabo de exponer?, por ejemplo, ¿Cómo sería nuestra vida si la perpetuación no dependiera del sexo entre 2 géneros de congéneres, si fuera entre 3 o más entidades genéricas, o bien si no requiriera siquiera de una interacción sexual?, ¿Qué sucedería si nuestra existencia no fuera limitada y fuesemos inmortales?, ¿Si no albergasemos nuestros sentimientos característicos?. Por no hablar de cuestiones menores ¿Qué tipo de vida tendríamos si nuestras características morfológicas no fueran las que tenemos, tuvieramos más órganos sensoriales o ubicadas en otros sitios o más y nuevas capacidades relativas a los sentidos?. En fin, la respuesta es clara, la existencia entonces sería muy distinta a la que conocemos. Esto nos sirve para reflexionar y asumir que ese valor absoluto que entendemos que es nuestra propia existencia no es sino uno en realidad enteramente relativa. Sólo entendemos la existencia consciente la referida a nuestro planeta y entorno, pero ¿Qué sucedería si alguna vez comprobasemos que hay vida en otros planetas?, en un universo de millones de galaxias y planetas, de extensión casi inconcebible hasta el científico escéptico más reclacitrante podría negar la posibilidad de otras existencias conscientes. Aceptada entonces la posibilidad de otras vidas inteligentes ¿Cómo serían éstas? . Sin duda cualquiera de estas existencias alternativas (concepción vital asexuada, seres inmortales, percepción asensorial o multisensorial.......) implicaría una distinta relación con el respectivo entorno, una distinta cultura, diferentes desarrollos históricos y evolutivos etc...con lo que se hace palpable que la existencia humana como tal que tomamos como valor absoluto en realidad lo es fundamentalmente relativo. Otras existencias conscientes conllevarían otras culturas, otras relaciones entórnicas y otros desarrollos y lo que es más importante otras escala de valores, principios morales y distintas concepciones del bien y del mal. De tal modo que no nos queda otra que considerar a nuestros propios valores humanos, principios y ética como relativos. Si un día el ser humano contacta e incluso convive con otras modos de vida o logra vencer a la muerte y a la enfermedad topará de bruces con esta realidad y entenderá abrupta y traumáticamente la relatividad esencial de su existencia.
El problema de lo anterior es que se concluya que los valores humanos, su ética y principios por ser relativos no sirven y que hemos vivido una gran mentira civilización y religiones mediantes. En primer lugar y desde un punto de vista pragmático los principios de los que se ha otorgado el hombre le han permitido organizar su existencia y garantizar su supervivencia y en segundo lugar no se trata, como digo, de minimizar las creaciones éticas humanas privándoles de toda entidad sino de encontrar entre todo el acervo de existencias conscientes que algún día llegue a conocerse un núcleo común irrenunciable, un decálogo ético-moral indiscutible que logremos percibir como innegable y aplicable a todas esas existencias. Redefinir por tanto nuestros principios morales y humanos al punto de rescatar sus elementos esenciales para hacerlos los primordiales, simplemente haciendo la comparación básica de saber si nos valdrían también como seres inmortales o en contacto con existencias ultraplanetarias de otras características. Supondrá un ejercicio que devenirá inevitable cuando las circunstancias aludidas (inmortalidad, vida extraterrestre) sean una realidad pero es algo que podemos cimentar ya cuando esas circunstancias son meras hipótesis. Construir desde ahora unos valores, principios, moral, ética y una cultura sobre todos ellos que pudieran servir en las aludidas e hipotéticas circunstancias. Resumo así en la percepción de nuestra propia existencia, cultura y principios humanos como esencialmente relativos y en la síntesis fundamental de los mismos que los haga vigentes en el contexto del advenimiento circunstancial aludido y la nueva era existencial consecuente como el concepto que explica el presente artículo, el concepto existencia.
Me explico, si se quiere, de una manera más cercana. Contemplamos y analizamos la existencia desde un prisma inequivocamente humano, la vida humana, un lapso de tiempo finito y subjetivamente consciente como caracteres fundamentales pero con otros signos que también la identifican. Escogiendo los comunes a toda la estirpe humana aunque comparta algunos con los seres vivos del planeta tierra: La perpetuación de la especie mediante la interacción de dos sexos física y organicamente distintos entre sí, el ciclo evolutivo-vital desde el alumbramiento celular hasta la cima biólogica que precede a una degeneración también biológica y física culminando con el fin de la existencia consciente que conocemos, los sentimientos que profesan los seres humanos entre sí y con su entorno que condicionan fundamentalmente su desarrollo evolutivo. Seguramente habrá otros signos comunes pero no los considero yo tan esenciales. Pues bien, las preguntas que siempre me he hecho son: ¿Cómo sería la existencia humana sin la acción de estos signos que acabo de exponer?, por ejemplo, ¿Cómo sería nuestra vida si la perpetuación no dependiera del sexo entre 2 géneros de congéneres, si fuera entre 3 o más entidades genéricas, o bien si no requiriera siquiera de una interacción sexual?, ¿Qué sucedería si nuestra existencia no fuera limitada y fuesemos inmortales?, ¿Si no albergasemos nuestros sentimientos característicos?. Por no hablar de cuestiones menores ¿Qué tipo de vida tendríamos si nuestras características morfológicas no fueran las que tenemos, tuvieramos más órganos sensoriales o ubicadas en otros sitios o más y nuevas capacidades relativas a los sentidos?. En fin, la respuesta es clara, la existencia entonces sería muy distinta a la que conocemos. Esto nos sirve para reflexionar y asumir que ese valor absoluto que entendemos que es nuestra propia existencia no es sino uno en realidad enteramente relativa. Sólo entendemos la existencia consciente la referida a nuestro planeta y entorno, pero ¿Qué sucedería si alguna vez comprobasemos que hay vida en otros planetas?, en un universo de millones de galaxias y planetas, de extensión casi inconcebible hasta el científico escéptico más reclacitrante podría negar la posibilidad de otras existencias conscientes. Aceptada entonces la posibilidad de otras vidas inteligentes ¿Cómo serían éstas? . Sin duda cualquiera de estas existencias alternativas (concepción vital asexuada, seres inmortales, percepción asensorial o multisensorial.......) implicaría una distinta relación con el respectivo entorno, una distinta cultura, diferentes desarrollos históricos y evolutivos etc...con lo que se hace palpable que la existencia humana como tal que tomamos como valor absoluto en realidad lo es fundamentalmente relativo. Otras existencias conscientes conllevarían otras culturas, otras relaciones entórnicas y otros desarrollos y lo que es más importante otras escala de valores, principios morales y distintas concepciones del bien y del mal. De tal modo que no nos queda otra que considerar a nuestros propios valores humanos, principios y ética como relativos. Si un día el ser humano contacta e incluso convive con otras modos de vida o logra vencer a la muerte y a la enfermedad topará de bruces con esta realidad y entenderá abrupta y traumáticamente la relatividad esencial de su existencia.
El problema de lo anterior es que se concluya que los valores humanos, su ética y principios por ser relativos no sirven y que hemos vivido una gran mentira civilización y religiones mediantes. En primer lugar y desde un punto de vista pragmático los principios de los que se ha otorgado el hombre le han permitido organizar su existencia y garantizar su supervivencia y en segundo lugar no se trata, como digo, de minimizar las creaciones éticas humanas privándoles de toda entidad sino de encontrar entre todo el acervo de existencias conscientes que algún día llegue a conocerse un núcleo común irrenunciable, un decálogo ético-moral indiscutible que logremos percibir como innegable y aplicable a todas esas existencias. Redefinir por tanto nuestros principios morales y humanos al punto de rescatar sus elementos esenciales para hacerlos los primordiales, simplemente haciendo la comparación básica de saber si nos valdrían también como seres inmortales o en contacto con existencias ultraplanetarias de otras características. Supondrá un ejercicio que devenirá inevitable cuando las circunstancias aludidas (inmortalidad, vida extraterrestre) sean una realidad pero es algo que podemos cimentar ya cuando esas circunstancias son meras hipótesis. Construir desde ahora unos valores, principios, moral, ética y una cultura sobre todos ellos que pudieran servir en las aludidas e hipotéticas circunstancias. Resumo así en la percepción de nuestra propia existencia, cultura y principios humanos como esencialmente relativos y en la síntesis fundamental de los mismos que los haga vigentes en el contexto del advenimiento circunstancial aludido y la nueva era existencial consecuente como el concepto que explica el presente artículo, el concepto existencia.
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